Fin de semana, buen momento para escapar del loquero capitalino y enfilar hacia Ingeniero Maschwitz. En lo que fue una
antigua pulpería funciona La
Estancia , pero si pregunta por ese nombre, lo más seguro es que no la encuentre, porque en familia todos la llaman “la
Mabel ”. Es por Mabel, dueña y señora del lugar, la que está al frente de la parrilla, sí, una de las únicas mujeres que en el país de los machos asadores se atrevió a dominar el fuego. Pero además, para serle fiel a su género, Mabel amasa las pastas.
Su menú es sencillo: empanadas caseras fritas, lengua a la vinagreta,
tortilla de papa con cebolla (deliciosa), berenjenas en escabeche y después, pastas (los ravioles de verdura y seso, memorables, y los 29, ñoquis, también ricos). De la parrilla, lo mejor es la bondiola con papas fritas encebolladas. Los postres siguen
la misma línea: dulces caseros, para comer con queso, los que Mabel prepara entre un
turno y otro, o el budín de pan. Para los que tienen casa en la zona, hay comida para llevar.
El lugar es
atendido por la familia y está siempre lleno. Después de probar los platos y
pagar la cuenta, entenderá el motivo del éxito.
hola Raquel , tendras el numero del lugar !?
ResponderEliminarmuchas gracias